martes, 4 de septiembre de 2012

Máscara-Relato corto

Un ruido atronador me ha despertado otra vez, como cada mañana. Entreabro los ojos y dejo salir un bostezo inaudible. Le echo un vistazo al móvil, que descansa entre las sábanas y no para de sonar con la canción “Still loving you”, de Scorpions.

-Genial, ayer volví a quedarme dormida encima del móvil...-digo con todo resignado. 

Contengo mis instintos asesinos de estampar el móvil en el suelo y seguir durmiendo. Apago esa maldita alarma que amenaza con destrozarme los oídos y, con todo el pesar que mi cuerpo posee en ese instante, me levanto de la cama, me dirijo a la despensa, cojo un brick de leche y subo las escaleras en dirección a la cocina. Miro el reloj, pese a que sé de más y de sobra la hora que es en estos momentos.

-Joder... otra vez las siete de la mañana.

Tomo del armario un tazón y el paquete de cereales, y de un pequeño cajón extraigo una cuchara de metal. Echo la leche en el tazón, la caliento en el microondas y, cuando creo que ya está lo suficientemente caliente para mi gusto, vierto los cereales en ella, arrastro la silla delante de la mesa y me siento en ella, tomando la cuchara con la mano derecha y comenzando a comer silenciosamente. Cojo el móvil del bolsillo de mi pijama y lo conecto a Limbhad, aunque sé que a estas horas de la mañana no va a haber nadie.

Ahí... es donde comienza mi vida. 

En ese pequeño espacio reducido a una pantalla, que a veces me gustaría poder atravesar...

Sin que me dé cuenta ya son las 07:40. ¿Cuándo ha pasado tan rápido el tiempo? Tengo que vestirme...

Me levanto de la mesa y llevo la silla a su sitio. Pongo el tazón y la cuchara en el fregadero, guardo los cereales y apago la luz. Todo está en silencio. Me dirijo pesadamente hasta el armario, lo abro y saco mi camiseta de Queen y unos vaqueros casi negros. Me visto lentamente, voy al armario de los zapatos y cojo unas zapatillas converse del mismo color y textura de los vaqueros. 

Esbozo una pequeña sonrisa en la cara y miro por la ventana.

Lleno la típica botella de agua que todos los estudiantes pueden llevar al instituto, la meto en la mochila y salgo por la puerta. Hoy salí con tiempo... el suficiente tiempo de pensar en todo lo que sucede a mi alrededor. La sonrisa en mi cara... ¡que nunca falte! Mis ojos llenos de miedo, que nunca miran a nadie directamente, también son indispensables. Mis palabras vacías e inaudibles, que nadie oye y nadie hace nada por oír... qué más da que nadie las escuche. Ellos no van a intentar conocerme, ¿verdad? No les importo. Nunca voy a importarles. ¿Por qué mostrar la verdadera cara de la moneda si estoy segura de que no será la que caiga hacia arriba?

2 comentarios:

  1. Hola!! Vi tu blog en el club de las escritoras y me pasé por aquí jejej ya me leí tus tres relatos!!
    Me gustaron mucho por la forma de narrar y describir cada cosa ¡ah! y también por los grupos mencionados ñ.ñ
    Pd: yo no usaría "still loving you" de despertador porque la terminaría odiando y por ahora la amo jajaja (aunque prefiero la versión de Sonata Arctica, de quien por cierto me recordaste un par de canciones con tu segundo relato)
    Puff!! siempre me paso con lo largo de los comentarios :/
    Qué estés muy bien, Saludos.
    Ah! y te sigo para leer más de tus relatos.
    Chaus

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  2. Muy interesante el relato, no encontré el gadget de seguidores pero desde ya te sigo. Cariños Lou

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