domingo, 30 de septiembre de 2012

Adiós-Microrrelato

Eleine me miró. Sonreía con los labios, pero en su mirada había un dolor profundo. ¿Cuánto podía ser el dolor de una despedida? No creía posible que volviéramos a vernos. Al fin y al cabo, ella estaba mirando al vacío. Y yo no estaba allí. Porque yo estaba muerto, y era consciente de ello. Era consciente de que ya no volvería a abrazarla, a besarla, a hacerla mía. Era consciente de que lo había dejado todo atrás.

Pero era absolutamente necesario. Mi paso sería olvidado, ella me olvidaría, y el daño que había causado sería curado. Entonces, estaría en paz.

Volví a mirarla. Sus rizos perfectos, su sonrisa angelical, sus maravillosos ojos color chocolate enmarcados por unas pestañas negras, largas y espesas.
Su cabello castaño, con ese olor tan característico que me solía embriagar cuando vivía.
Su piel, blanca y tersa como la porcelana, que a veces me hacía perder la razón y era objeto de mis caricias y besos.

¿Cómo podía haberle hecho tanto daño a un ser como este? ¿Cómo podía ella amarme?

Suspiré, y una ligera neblina me envolvió ante ese gesto. Eleine alargó una mano hacia mí, como intuyendo que yo estaba allí. Avancé hacia ella y la rodeé fuerte con mis brazos. Unos brazos que no la estaban tocando, pues yo... no era más que una presencia.

Pero ella... ella me sintió, porque ensanchó su sonrisa, a la vez que seguía llorando.

-Te amo. Te amo tanto... Nunca fue mi intención hacerte daño, Eleine. Te amo. Y lo siento... siento que hayas tenido que sufrir por mí.

La besé en los labios, y ella se estremeció. Ella sabía que yo estaba allí...

-He de irme, Eleine. Prométeme que serás feliz. Prométeme que me olvidarás. Es la única manera de que pueda descansar en paz.

-Lo prometo...-susurró ella.

-Te amo-dije por última vez. Y me alejé de ella, cortando el extraño contacto que había entre nosotros.

Y me marché para siempre. Sabía que ella cumpliría su promesa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario